Martes,
23 octubre de 2012
Nada
más empezar el turno en urgencias, todo era un caos, gran cantidad de
pacientes, en los boxes, en los pasillos con camillas, en la sala de espera,
etc. Todo transcurría muy deprisa, de pronto entro un paciente de unos 80 años, con dolor opresivo en pecho
y estomago, sensación de falta de
oxigeno y con malestar general, de inmediato comenzamos nuestro trabajo, me
pidieron que realizase un electrocardiograma, nada mas observarlo, mi mente reaccionó como si una alarma, se encendiese
en mi cabeza, de inmediato se lo comente a las enfermeras,
al principio creía que, era un error, pero al comprobarlo, supe que lo que
estaba observando era verdad y había que actuar rápidamente, lo que vi era una
extrasístole ventricular, al realizar toda la actuación el paciente cada vez
mejoraba y una vez estable; me puse a
pensar que de no tener al día tus conocimientos, todo lo aprendido; en esas situaciones, te sientes vulnerable a
lo que pueda pasar y pones en riesgo la vida de tu paciente. Esa nueva sensación que experimento todos los
días en urgencias es como una sensación inexplicable que por un lado me anima a
seguir mejorando mi forma de actuar, de pensar, y por otro a seguir estudiando día a día patología por patología
y la manera de actuación de cada una de ellas, para saber en todo momento que
es lo que estoy haciendo y porqué, me siento muy segura, cuando se el porqué de
las cosas.
Una
paciente, alrededor de unos 90 años
presentaba trabajo respiratorio grave, sus saturaciones decaían cada vez
más, ella grita con su voz suave, que apenas se escuchaba, “socorro que me ahogo”. Tan solo una vez pidió socorro, su debilidad y el aumento del trabajo respiratorio hacían
que no pudiese decir más, vino a urgencias trasladada de su domicilio en el
cual se encontraba sola, sin ninguna
compañía. Cuando la mire por primera vez me lleve una impresión muy grande;
verla desprotegida, postrada en una cama sin apenas moverse y nadie en quien
apoyarse. Había observado a una
infinidad de pacientes en peores y mejores condiciones pero ninguno como
ella.
Los
enfermeros actuaron de inmediato, la colocamos
en posición fowler alta y oxigeno
con reservorio a alto flujo con ello
apenas mantenía las saturaciones a 90%, ella
se sentía agobiada y lo único que
podía pronunciar era “perdón por causaros tantas molestias, no quiero molestar”.
En
ese momento pensé quienes somos después de llegar a esa edad, acaso todo el
mundo se olvida de ti. Comenta que siempre estaba sola, lo único que pude hacer por ella en ese
momento es cogerla de la mano y entonces de repente ella me miro con amor, está
pasando por una situación desesperada y
ella me miro con amor, me podía haber mirado con desesperación, con extrañeza; pero
me miro con amor y me dijo gracias, me sentí
tan viva en ese momento, saber que
con solo coger su mano y apoyarla, estaba haciendo algo por ella, me alivio, pero mi alivio no era completo
necesitaba estar con ella, hablar con ella y brindarle mi apoyo. Me sorprendí al ver que
los enfermeros y auxiliares
controlaron la situación de emergencia y se fueron sin decirle nada. Aun sabiendo que ella se encontraba nerviosa y
exaltada, ellos se fueron sabiendo que
estos síntomas harían que le costara aún más respirar.
Yo no podía irme detrás de ellos, mi yo propio no me lo permitía, nos
quedamos solas en el box, hable con ella la tranquilice, le dije que
descansara que ahora lo que tenía que
hacer era tranquilizarse.
Yo entiendo
que los enfermeros y auxiliares estén ocupados con los demás pacientes y que en urgencias lo que prima es
tener todo controlado, en la mayor brevedad posible, pero creo que no hay que
olvidar que todos ellos son personas humanas que se merecen el mismo respeto y
la misma dedicación.
Hoy
me he sentido me llena con ánimo por
seguir adelante y empezar un nuevo dia mas aprendiendo y mejorando como
personal y como futura enfermera.
Muchos
enfermeros te dicen muestra empatía con los pacientes pero nunca te comprometas
del todo con ellos. Son dos cuestiones que no llego a comprender del todo, para
empatizar con los pacientes debes comprometerte con ellos para hacer que tus
cuidados se realicen lo mejor posible.
Creo
que esta gran frase de Virginia Satir
que llevo siempre en mente expresa todo lo que quiero expresar con mil sentimientos y emociones:
“Creo que
el mejor regalo que puedo recibir de alguien es el ser vista por él,
escuchada por él. El mejor regalo que puedo dar es el ver,
escuchar, comprender, y tocar a otra persona. Cuanto esto se ha
hecho siento que el contacto se ha realizado.”
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